viernes, 29 de abril de 2011

Matrimonio

matrimonio Aunque el matrimonio y el amor no son necesariamente sinónimos, si están relacionados en varios puntos. El amor, por un lado, que su sentimiento que implica una mezcla de emociones con deseo sexual, o sea lo espiritual y lo físico.

El matrimonio, a diferencia del amor, puede definirse estrictamente en términos reales.

En la sociedad en la que vivimos, el amor parece como una condición previa el matrimonio; pero no es así en otra escultura donde se da por hecho que el amor vendrá después, por obligación.

Todos necesitamos sentirnos amados, encontrar esa relación que dure toda la vida, que sea incondicional y donde exista la renuncia.

Escribe al parece bastante difícil de alcanzar en lo cotidiano; los divorcios que van en aumento año a año, irse a vivir juntos y cambiarlo de pareja, todo refleja que mucha gente fracasa en esta tarea de la vida.

Deberíamos aprender a amar. Pasar esa etapa primaria del enamoramiento, donde todo parece maravilloso, que es tan fácil de vivir para luego madurar ambos integrantes de la pareja y poder ir lentamente alcanzándose matrimonio que nos hace sentir especiales: el amor. El compartiendo cosas nos hace conocernos, desear estar con el otro más tiempo. Tratar de diferenciar lo que es de lo que queremos dar, tratando de evitar las ideales instalaciones. Aceptar y querer al otro tal como es y no tratar de adecuarlo a nuestro gusto. Las personas no cambian, sólo modificar actitudes. En contrapartida lo dicho, si deberíamos ceder, para lograr armonía, pero sin dejar que nos invadan.

La convivencia, la costumbre y la monotonía son grandes enemigo en una relación. No resulta fácil trabajar, tener el chico, es llevar adelante la casa y guarda de ganas de condimentar la relación a diario; pero intentarlo no estaría mal. Lograr vivir uno por el otro y no uno junto a otro sin tener ni la menor idea de las necesidades de la persona que tenemos al lado.

Ésa una sensación tan placentera en sentimiento queridos... pero también lo es el amar a otro, entregarse, renunciar en silencio, erigida esa persona una y otra vez y trabajar incansablemente en un único objetivo que sea el bienestar de ambos. Y, y más adelante poder educar a los hijos en un ámbito de respeto donde se puede enseñar el amor de nuestro modelo que yo sí, que el amor se va aprendiendo y que es una ardua tarea.

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