domingo, 15 de mayo de 2011

Adaptar las exigencias a la madurez del niño

Las exigencias a la madurez del niño Es frecuente que los padres tengan exigencias desproporcionadas y que se comporten como si sus hijos fueran adultos razonables, capaces de asumir, de tener éxito inmediato en lo que emprenden, de ser responsables, comprensivo, respetuoso con las cosas de los demás, autónomos...
sin embargo, el niño necesita que no se le pidan más de lo que puede dar, que se le acepte en sus tanteos y sus errores, necesita exigencias proporcionadas a su etapa de evolución. Querer hacerle quemar etapas y esperar demasiado de él no es bueno para su crecimiento y puede provocar un sentimiento de culpabilidad.
Los padres tienen que desempeñar el papel de acompañar a cada hijo al ritmo de su crecimiento, respetando las etapas, aceptando que tenga momentos de regresión o lentitudes, pero también teniendo el cuidado de despertarle a las responsabilidades de su edad. Este acompañamiento requiere paciencia, comprensión y solidez, sobre todo, cuando se trata de adolescentes, cuyas contradicciones, pasos en falso e incoherencias chocan a menudo con la lógica y la sensibilidad de los padres. Cada ser humano tiene derecho a su infancia, a su adolescencia y a su juventud. Con esta condición podrá llegar a ser un verdadero adulto.

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