Para los padres, la tentación de ejercer influencias en el niño según sus propias expectativas, según lo que le viene bien, y según su propio sistema de valores, sobre todo a la hora de ser una opción, es múltiple y frecuente.
No faltan tampoco las ocasiones de dirigirse a los hijos de modo colectivo y así recortar las alas de sus particularidades personales. Es bastante corriente comparar a los hijos propios con los de otros, o entre sí, destilando de paso la opción del "modelo" deseado. No es fácil para algunos padres aceptar que sus hijos sean ellos mismos, personas por completo, a veces, radicalmente diferentes, únicos, susceptibles de hacer opciones sobre orientar su vida en otras direcciones.
Ahora bien, el niño necesita ser estimulado en esa alteridad y hacia esa personalización para constituirse con su propia identidad.
El de los padres será aceptar esta alteridad y facilitársela. Subrayar ante el niño sus características propias, reenviarle a sí mismo y a lo que siente que es mejor para él, respetarle en sus opciones, ayudarle a realizarlas en la medida en que sea posible y que uno sienta tener que hacerlo, animal de hacer el mismo más que conformarse con lo que se espera de él, o tal o cual modelo. Percibido como único, confortado en el sentido de su personalidad, poco a poco, el niño irá confiando en lo que es llegado el momento, se fijará de "motou propio" el objetivo de llegar a ser el mismo, atreviéndose cada vez más a afirmarse incluso en su diferencia. Así como progresivamente todo los individuos están llamados a segar hacer personas con su originalidad propia y con referencia interior única.
No quiero que esto se trate solo de yo escribir, que es lo que piensas, estas de acuerdo a lo que digo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario