martes, 17 de mayo de 2011

Hijos: Aprender diferentes saberes

hijos aprenden diferentes saberes Para poder un día a asumir sus responsabilidades de adultos en la sociedad, el niño, el adolescente y el joven deben adquirir un gran número de conocimientos, en los cuatro campos del saber que existen:
• el saber hacer, en el mayor número de campos posible, gracias al cual puede asumir su vida práctica, realizar su oficio y ser autónomo.
• el saber ser: que promueve las potencialidades de la persona, a través de la integración de los valores humanos universales, ser verdadero, tolerante, abierto, realista, justo, etc.
• el saber vivir: que permite a uno mismo y a los otros sentirse mutuamente a gusto, porque se respetan las mismas reglas y se tienen las mismas referencias relacionales.
• el saber que aportan los conocimientos de cultura general, despierta la curiosidad de la mente, enriquece la vida interior por el contacto con todo lo que componen el universo, desde lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande.
En todos los campos de aprendizaje, los padres tienen un rol junto a sus hijos para transmitirles sus propias saberes y, particularmente, todo lo que puede serle útil o interesarles en esta lenta ascensión hacia su autonomía y su encuentro con el mundo.
Esta transmisión se efectúa de diferente modo. Por ejemplo, el niño aprende viendo, después experimentando, por ósmosis con su medio ambiente, por conocimientos y explicaciones que sus padres o educadores le proporcionan.
El modo en que esos tiempos de aprendizaje serán influyen en la integración de los conocimientos pero también en la relación entre padres e hijos. Aprendiendo junto a sus padres el niño puede experimentar una respuesta a las necesidades de ser reconocido, amado, de esta inseguridad, de ser considerado como un niño y no como un adulto. Responder de manera adecuada a las necesidades de aprendizaje de un niño es también responder a las necesidades fundamentales. La paciencia, la aceptación del tiempo que exigen esos aprendizajes, la bondad, flexibilidad, apertura al diálogo, adaptación y creatividad pedagógica, hacen que esos tiempos sean eficaces y con frecuencia muy vitalizan te porque el niño percibe el amor de sus padres a través y más allá de lo que le enseñen. No es raro que esos momentos inscriban de por vida en la memoria del niño y que, cuando su vez llegue a ser padre, lo promueva espontáneamente junto a sus propios hijos. De este modo, a lo largo de los años, el niño hereda todo un "capital" que le dota de conocimientos indispensables para actualizar sus potenciales y, por tanto, le permite llegar a ser el mismo e insertarse en la sociedad.

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